El señor ratón
bajó a ver a la rata
que se hallaba con la gata de ese alegre callejón
ambos hablaban de la vida
que en ese momento estaba muy barata
y de toda la dulce armonía que reinaba en la población.
Por ahí pasó un perro
uniéndose a la conversa
y a continuación se habló de la fuerza que posee la oración
los tres estaban de acuerdo
de lo cruel que era la guerra
y concordaban en que la miseria era la ira de Dios.
El señor ratón sonrió
dirigiéndose a la alacena
para proveerse de un poco sal y una porción de arroz
y seguramente algún otro manjar
para una deliciosa cena
y luego dormirse una siesta en el corredor.
El señor ratón iba contento
su vida estaba plena
y en ese momento tan celestial
cometió un grave error
piso una poderosa trampa
tendida por la señora Elena
y nunca pudo llegar al comedor.
Comentarios1
Regreso como siempre, no creas que lo olvido...andaba en trajines de boda que es un placer y no castigo...jejeje
a los ratocitos casi todas las damas temen pero esta que llego no e teme ni asquea...al contrario...creo que son increiblemente inteligentes...lastima que en esta ocasion por goloso el buen raton cayo en la perfida trampa...Bien que al ratoncito Perez que cayo en la oola por la golosina de la cebolla alguien le dedique algo tan bonito...
besitos AMIGO!
Querida Isis espero que aún no sea tarde para agradecerte toda tu linda presencia en cuánto poema dialogó cuentos que he escrito y yo no te conteste como debía haber correspondido hacerlo te mandó un fuerte abrazó rafael
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