Hola, una vez más.
Te escribo nuevamente. Ahora hace frío, hace días que no duermo y pienso en ti. Pienso en ti, como siempre. Tu rostro es mi mirada interior.
Los días son fríos. Son inexpresivos. Como una máscara puesta sobre un muro. Como un muro levantado alrededor del mar. Estás presente en la finitud de mi alma y la persistencia infinita de todo lo que me rodea.
Los días son tan escasos. Que casi puedo numerarlos con la convicción de quien cuenta de un recuerdo que se hace presente, en la antesala del sueño. Vos, un número. Quién lo diría.
Ahora mismo, estoy temblando. Temo por estos días que parecen pintados con sangre de serpiente. Siempre mutando con la misma forma y escondiendo el mismo veneno.
Y te escribo, esperando que al hacerlo una parte de ti se exalte, sospeche de que alguien se precipita hacia tu lado, buscándolo, persistiendo en el rumor de los días que fueron. Y así, mientras te fumas un tabaco para acallar al corazón que sabe de quién es, aunque no sepa el nombre, me recuerdes a mí. Y entonces los días, estos fríos días, dejarán de ser un día en la hoja inexistente del mismo calendario.
- Autor: Sara (Bar literario) ( Offline)
- Publicado: 16 de octubre de 2014 a las 18:47
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 89
- Usuarios favoritos de este poema: Ivan martinez
Comentarios3
Me pierdo en tu poesia para encontrarme conmigo mismo. Tienes ese sentido sin sentido consentido de mis dias en que con sigilo llego a tu sitio. Bendiciones es un placer leer tus obras.
¿Por qué casi siempre le escribes a la ausencia?
Sabiendo que la pared tiene una infinidad de significados
como también el uso de la imaginación en todo ese entramado y pálido y de la misma esencia de la extensión hiperbólica del espacio...,
y..., para que decir el sentir,
tan paradójico,
como encerrarse en la misma acústica
a pesar de que sea rebobinado muchas veces el corazón
y torcido el flujo sanguíneo,
aún sé siente la ausencia como pensando en ella repetidas veces como los latidos del alma enjaulada en el cuerpo, que se desparrama en la misma imagen de un asiento vacío en ese carril de un tren que viaja muy lejos, donde alguna vez hubo algo parecido al amor -quién sabe-
El invierno de la ausencia tiene una sombra muy alargada. Sigue escribiendo, pues haciéndolo sacas la pena al sol, y es muy conocido el efecto que el sol tiene sobre la tristeza. 😉
jeje
gracias angel
por cierto, me pregunto si guardas los poemas que dejas en mis comentarios, porque son hermosos, el que me dejaste en mi poema ellos y nosotros, es hermoso, y te agradezco por compartirlos conmigo...
gracias angel, siempre es grato tenerte por aqui
La verdad es que no los guardo.
Soy de los que piensa que cuando se regala un poema es como cuando se regalan flores, en el momento en el que se entregan te dejan de pertenecer y es la otra persona, la que las recibe, la que tiene que decidir lo que se hace con ellas, ya sea ponerlas en un lugar bonito, guardarlas para uno mismo o si no le gustan buscarles un final digno.
Esos poemas están basados en los tuyos, así que en realidad son como una prolongación de los mismos y me alegra mucho que te gustara ese poema en concreto, a mí también me parece que quedó bastante bonito.
A lo mejor te preguntas por qué muchas veces te comento con un poema, pues por dos motivos, uno de ellos es que me inspira lo que escribes y el otro está implícito en los poemas que voy dejando en este lugar desde hace ya bastante tiempo, así que si quieres saberlo no te va a quedar más remedio que leerlos. 😛
mmm
leyéndote también, tus poemas me saben a despedidas y ausencias
ésa es la historia implícita?
por otra parte, no sé si has leído a Elvira Sastre, te la recomiendo. Sus poemas son hermosos y también hablan de amores, de esos intensos que nos desbordan aún desde su recuerdo
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