Pan color de nieve,
Pan color de noche clara,
Pan color de atardecer dorado.
Pan de piel bronceada,
Vital y dócil, salpicada de maní tostado
Y, de carne tierna, jugosamente insípida.
A veces con sabor a dulces frutas:
A naranja, a banana, a dulces uvas.
Y a otras tantas con aromas
de ajonjolí, mantequilla o ajo.
Pan, pequeño y tierno
Como la palma de un niño,
Pan, largo y firme
Como el faro dorado de su planta,
Pan, ancho y grueso
Como el verano redondo de su clima.
Pan de mil formatos, tonos y sabores,
En ti se condensa el sudor del campesino,
el talco y el calor del panadero, y
la ambición egoísta del empresario.
Pan, bocado primigenio,
Milenario y holoceno,
Con señas arqueológicas del alimento humano.
Tienes en tú alma historias sin fin:
De vida y muerte,
De paz y guerra,
De abundancia y hambre.
Conservas en tu carne:
Sudor y piel quemada de humildes brazos,
Sonrisas tiernas y paz de hogar,
Dulces y tranquilos sueños.
Muchas veces
Escaseas en la boca
de tus padres: los labradores de la tierra.
Esas mismas veces,
Los poderosos
lo comercian velozmente
Olvidándose del hambre
y su remedio, el pan.
Eres pan de vida,
ternura,
abrazos y besos en la mesa,
donde, entre pan y vino,
se tejen sueños futuros,
Se hacen amigos
y se funde el amor sin arañar la piel.
Amo los momentos de alegría,
Cuando la cena está dispuesta
y ceremoniosamente se retira
El perfumado manto blanco
Del canasto en el centro de los comensales,
Y el anfitrión,
Discreto y delicado,
se revela, dispuesto,
A saciar nuestras necesidades milenarias.
- Autor: Adolfo Cano (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 22 de octubre de 2014 a las 22:08
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 567
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios2
Ya era hora que alguien se acordara del pan nuestro de cada día amigo Adolfo...
Un placer pasar por tu portal...
Saludos de amistad...
El Hombre de la Rosa
Original poema en torno al pan.
Haces un recorrido de sentimientos dulces y amargos como la propia vida, que es de lo que alimentamos el alma.
Saludos.
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