-Conmigo un anotador-

A menudo no me encuentro cerca de un lápiz y una hoja, o el teclado, cuando llegan, para mi, mis mejores reflexiones... Me cuestiono al concluir porque no llevo conmigo un anotador.
A veces cocino, y ahí están mis pensamientos, mis letras y palabras, formando oraciones a gusto conmigo. Y entre tanto después me olvido, porque no soy buena recordando ciertas cosas, y otras si.
Me veo tendiendo la ropa, entre cada broche con el que sujeto las prendas, salen rodando de la nada misma otra vez mis cuestiones... Me pierdo en el que hacer y recuerdo ocasiones, situaciones del ayer, tal vez esboce una sonrisa por el recuerdo inoportuno, que luego descalifico para que sea penoso y menos angustioso, porque si pienso que fue malo quizá considere que haya sido lo mejor... No lo se... 

No lo se muchas cosas, estoy hecha de dudas y contradicciones, de contratiempos amistosos, que se enmascaran milagrosos...

Quizá ya me cueste escribir, tal vez ya no quiera hacerlo... No lo se... No lo se de muchas cosas... 
A veces sueño mucho, a veces borro mis dibujos...