Una muda soledad,
aquel silencio que arropa los sentidos,
desgarra la parte interior de la cordura,
un espacio hasta para la oscuridad reducido;
y cuando los ojos cobran vida,
donde los labios piden de agua un sorbo,
justo al sentir el dominio del infortunio,
todo el entorno es de muerte.
Y rugen voces en la quietud aparente,
al cuerpo lo paraliza una extraña fuerza,
pero el corazón se bate desesperado.
aquel, un ritual desmedido en la locura,
un poder que nos somete a su yugo,
sin haber ya un sentir, un saber.
y loco, con incierta razón vacía,
se estremece en su pequeño conjunto,
un interior de simple pliegues
para una receptáculo de muerte,
triste mortaja que envuelve su destino.
y a puñados, cae la tierra,
sellando su inmortal hogar;
entonces, cuando la voz portentosa
pide, acude la oscuridad,
y las manos, débiles, tocan el cristal,
cuando los ojos se abren,
cuando siente el final de aquel,
su inequívoco funeral.
- Autor: Jesús Anibal (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 31 de octubre de 2014 a las 22:44
- Comentario del autor sobre el poema: Hoy es día de brujas, un espacio para el terror. Haciendo un breve homenaje a mi autor favorito de este género E. A. Poe, enmarcó esta poesía tenebrosa, sobre el infortunio de saberse enterrado vivo.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 75
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios1
Muy hermoso tu poema amigo Jesús
Saludos de amistad de Críspulo
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