Arte de vida

Oscar Perez

Arte de vida

 

Vieja molécula de duda hecha concierto,

pintura, foto, flor, libro en las olas,

pregunta que no cesa ni en los rostros

que encogidos de hombros dicen quién supiera.

Y páginas, por tanto, de arte, de sonetos,

de esculpidos relojes en lo etéreo,

que clavan con agujas materiales

el gran espacio que no tiende más que al caos.

Preguntas y preguntas imposibles,

no por pensadas, no por perspicaces,

sino porque no cabe en la respuesta el laberinto,

sino porque no damos aún con su velamen

ni menos con las llaves que al fin abran nuestras casas.

¿Cómo extraen su flor los altos muros,

de dónde viene el pez del gran silencio,

por qué los niños tristes se extinguieron

y sólo quedan hombres que olvidaron cada beso?

¿Por qué quedan preguntas en las bocas

en vez de golondrinas, besos, árboles,

en vez de aquel buen nombre de lo amado

y que aún no sabe nadie dónde fue ni cómo ha sido?

El arte no sabrá de instituciones,

pero conoce bien la palma del dolor humano,

lee en sus líneas todas las torpezas

y el camino al tesoro del arrepentimiento,

come y conversa con toda costilla,

labra y produce las cuerdas del viento,

esas que giran sus manillas como el árbol

y le permiten rodar hacia bufandas amarillas.

Sin embargo es el hombre el justiciero,

el tránsfuga, el señor de atardeceres

y el tahúr de botellas enterradas,

el hombre es quien decide los caminos,

así como los frutos de la siembra,

con yerro, con prejuicios, con metralla

o con el simple amor de bien cuidar al semejante.

Se trata pues de unir lo separado,

la taza con su oreja, el epitafio

con una vida digna en que ser todos felices,

se trata de labrar un buenos días

en el que cada rayo nos fecunde

y al piano le dé el surco para el vuelo

y al pintor la humedad de los eternos arreboles.

La duda es pues la pista a la respuesta,

el que no duda nunca no lo sabe,

no avanza en el barranco de sus sueños

ni encuentra la verdad, pese a sus tantas contraseñas.

Hay que reconocer tantos errores,

tanta crueldad en todo lo omitido:

dejamos que los niños pasen hambre,

dejamos a las viudas sin justicia,

parece que está mal hablar de deudas,

de pobres, de olvidados, de delirios,

parece que está todo en el mercado,

entonces al pagar todo se estanca,

del parto hasta el panteón, hasta el futuro

y hasta el cielo más allá de nuestros besos.

Si el arte no es la puerta hacia lo humano,

el hombre no abrirá su puerta al mundo,

amémonos, hablémonos de todo,

besemos esa célula que somos,

un día nos veremos convertidos

en otro azul planeta de lo eterno,

en tanto hay que abrazar lo conocido,

así lo no sabido tendrá fuerzas

para venir a dar su testimonio

y para al fin abrir la casa a todos.

Que lo desconocido sea valiente,

que nosotros también al indagarlo,

feliz soy de volcar tantas estrellas

porque en una sé que está toda la vida que nos falta.

 

http://fuerteyfeliz.bligoo.cl/

 

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  • Autor: Óscar Pérez (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 6 de noviembre de 2014 a las 06:40
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 61
  • Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
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Comentarios +

Comentarios2

  • Javier Carrillo

    Disfrute leer tu poesia!!!

    • Oscar Perez

      Bienvenido, javier, saludos.-

    • El Hombre de la Rosa

      Grandioso tu bello poema amigo Óscar
      Un placer pasar por tu portaL...
      Abrazos de amistad de Críspulo...
      El Hombre de la Rosa

      • Oscar Perez

        Un abrazo, críspulo.-



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