Triste es cuando se pierde la memoria,
los recuerdos huyen, la vida se va,
ya no quedan cuentos ya no hay historias
he vivido tanto pero... ¿dónde esta?
Es triste que el pasar de los años,
cobre tan caro el vivir las ocasiones
y tan triste sea la música del campanario
que llama los recuerdos y mata ilusiones.
Que tristeza olvidar todo lo bello,
aun olvidar todo lo que hizo sufrir,
prefiero recordar el oscuro cielo,
a olvidar todo lo que tuve que vivir.
¿Quien eres?¿Te conozco?¿Quién soy?
Me ha quitado la vida mis recuerdos,
me ha robado el camino por donde voy...
o quizá ya el camino va a los muertos.
¿Quién eres?¿Acaso te conozco extraño?
Quizá, pero la vida me quito tu cara,
sin recuerdo estoy producto de los años,
sin embargo reconozco tu cara de esperanza.
¿Quién soy?¿Que hago aquí en este lugar?
Quizá el destino ha querido ser así,
jugando las ruletas de la vida al azar,
y en juego tramposo la memoria perdí.
¿Quienes somos?¿Te conozco?¿Me conozco?
Quizá te conozco pero no te he recordar,
quizá mi memoria no valga pero los ojos...
de corazón jamás lo que se quiere ha de borrar.
- Autor: Daniel Vanson (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 7 de noviembre de 2014 a las 12:32
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 678
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa,
Comentarios3
La memoria es el recordar las cosas de la vida amigo Denny
Un placer pasar por tu portal
Saludos de amistad de Críspulo
El Hombre de la Rosa
Gracias, ¡Saludos!
Tiene profundidad tu poema, además de un hilo de preguntas que son duales, tanto como para el personaje dentro de las letras, como para quien lee, bonita entrega.
Gracias, gracias.
Bueno, ciertamente unos más, unos menos, todos tenemos problemas con el tema de recordar, sea rostros, situaciones, datos. Yo recuerdo una vez que no recordé nada, alguien me describía que era tal de tal lugar, etc. y tuve que decir que lo sentía pero no recordaba; en otra ocasión la explicación era que las facciones habían cambiado tanto por los años, que mi cerebro tuvo que hacer un gran esfuerzo para reconstruir facciones guardadas y comparar, hasta que lo logré: y entonces me dí cuenta que era un compañero de la Escuela.
En fin eso pasa, un día puede ocurrir que no tendremos a nadie que recordar, porque habrán partido, e incluso, ocurrirá que no nos recordarán. Esto es normal, a fin de cuentas no es tanto el dato antiguo lo que importa, sino como él nos sirve para hacer nuevos presentes, nuevas relaciones, y construir nuevos recuerdos.
Se trata entonces de lograr al menos un recuerdo nuevo cada semana, de lugares, de gentes, de trabajos, de alegrías, de una buena comida, etc.
Muy memorable la anécdota. Hay que atesorar lo que podamos. ¡Saludos¡
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