No es esa vehemencia de las hojas
repoblando de crepitares la espesura.
Ni esta súbita lluvia agregada a los cafés de paso.
No ha de ser el lunático antojo de los días niños
por hacerse progenitores
de lo oscuro cuanto antes.
No ha de ser nada de esto.
Es un desafío desintegrando
las fauces del " ahora".
Una pesadumbre espasmódica asida
a las vicios del frío, del gigantesco frío
en un tuétano hecho papel.
Es un cáncer en las células del alma
de madre forastera.
Lobos de caoba; francotiradores
en los tejados de una escuela de corderos.
No, no es el otoño y su conjunto
de rojos casquivanos
y su jardinero trabajo.
Es no sentirse viento para tener algo
que descuajar de su natural estado.
No es la lluvia no.
Es no sentirse agua y no tener nada
que purificar en las bambalinas
del soñador.
No son los días cortos,
así,
como besos en los portales
con su impertinente nota de levedad.
No, no es todo eso.
A fin de cuentas las hojas se unen para caer
y crepitar todas juntas.
El agua se hará salitre de recordatorio
un día de estos.
Y yo,
yo...
soy solo una mujer
y estoy tan sola.
- Autor: pilar gorricho ( Offline)
- Publicado: 10 de noviembre de 2014 a las 17:21
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 58
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