Pregúntome Dios desde el firmamento:
-Hijo, ¿por qué amas a esa mujer?
Yo respondí con el júbilo de mi razón:
-Señor, porque es la mitad de mi ser.
Porque mis retinas, sumidas, se derriten
al potente calor que desprende su silueta,
y es oro fundido del sol que nos baña
los cabellos que su horquilla sujetan.
Porque mi corazón se para, Señor,
al sentir en mi boca sus besos;
son como agua que brota,
calando mi piel hasta los huesos.
Porque mi alma maldice al silencio
cuando su voz contradice al sonido,
y no hay palabras que se me alíen
para adentrarla en mis oídos.
Porque mis manos tiemblan en la noche,
al roce de su cuerpo con mi cuerpo,
y es agonía lo que sienten mis carnes
al separarlo de nuevo...
- Autor: poetalibre ( Offline)
- Publicado: 13 de noviembre de 2014 a las 16:47
- Categoría: Amor
- Lecturas: 129
- Usuarios favoritos de este poema: kavanarudén
Comentarios1
Eso es amor y amor del puro.
No existe un porqué, se ama y quiere por todo eso que has hermosamente escrito amigo poeta.
Un fuerte abrazo
Feliz fin de semana
Kavi
Gracias amigo kavi...
Un grandísimo abrazo!!
Feliz finde.
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.