Tras los pasos de ese hombre
La humanidad se encamina
Para que las almas pobres
Alcancen eterna vida
Unos van con voluntad
Y con espíritu noble
Mientras que otros van en busca
De acumular oro y cobre
La voz que clama en desierto
Les recriminaba fuerte
Que con maña no se logra
Engañar al Dios viviente
A partir de ese momento
Su vida tuvo sentencia
Y estando preso en la cárcel
Le quitaron la cabeza
Un rey de corazón malo
Que al ver danzar su sobrina
Quedo de ella enamorado
Le ofreció Villa y Castilla
Y la mujer muy malvada
Y orientada por su madre
La cabeza de Juan pidió
Y esta el rey tuvo que darle.
Esta voz no era ese hombre
Lo reconoció bien claro
Pues ni siquiera era digno
De encorvado atar su calzado.
Jesucristo es su nombre
Y a dos años de nacido
Otro rey llamado Herodes
Decretaba su exterminio
Pero su padre huyó a Egipto
Ordenado por un ángel
Quedándose allá dos años
Pues así ya estaba escrito
Al mundo llegó sumiso
Naciendo así en un establo
A los pastores fue dicho
Que allí fueran a adorarlo
Unos sabios del oriente
En caravana llegaron
Trayendo oro, incienso y mirra
Ofrendas para adorarlo
Oro riqueza de reyes,
Incienso al Dios soberano
Y mirra que usaban ellos
Para poder sepultarlo
Cuando creció y se hizo hombre
Buscando a Juan lo encontramos
Y en el río del Jordán
Dónde así fue bautizado
Escogió doce discípulos
Que apóstoles se llamaron
Uno de ellos lo entregó
Treinta monedas pagaron
Él sanó muchas dolencias
Y alivió a los quebrantados
Enseñó la diferencia
Entre virtud y pecado
Una noche cuando oraba
Soldados lo capturaron
Y porque al Padre adoraba
Muy fuerte lo torturaron
Él era Dios hecho hombre
Y como a mortal juzgaron
Como no negaba al Padre
Así lo crucificaron
Muriendo lo sepultaron
En una tumba prestada
El cielo estuvo callado
Pues el infierno visitaba
Para que vieran lo cierto
De las palabras pronunciadas
Volviendo así al tercer día
Con su vida restaurada
Estuvo cuarenta días
Demostrando su regreso
Y muchos de sus adeptos
De gozo no lo creían
Luego fue elevado al cielo
El Padre lo recibía
Permaneciendo a su diestra
Ruega por ti noche y día.
Conociendo ya la historia
Si tú lo aceptas un día
De esta vida transitoria
Al gozo eterno te irías.
Si no lo niegas ahora
A ti él no te negará
Pero si aquí lo rechazas
A condena eterna irás
Acepta ahora a Jesucristo
Para que vivas en paz
Te aseguro amiga, amigo
Que no te arrepentirás.
- Autor: Mario G (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 14 de noviembre de 2014 a las 13:42
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 68
- Usuarios favoritos de este poema: rosamaritza, El Hombre de la Rosa
Comentarios3
Dedicado a la honra de Dios.
bello poema dedicado con amor, a quien es su pastor, un gran abrazo amigo.
rosamary
Gracias Rosa, saludos.
Muy apreciado tu ejemplarizante y cristiano poema amigo Mario G...
Un placer pasar por tu portal...
Un abrazo de amistad...
El Hombre de la Rosa...
Gracias amigo Críspulo, creo que el amor que mueve a la humanidad es ese que nos dejó el Dios eterno, recibe un abrazo desde Venezuela.
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