Cuanto te quiero sencillez, come con los dedos conmigo.
Juntas tú y yo, aquí sentadas en el suelo de la calle
beberemos del cartón de la humildad.
Así nos vemos s-olas, cuando sube la madrugada
entre la marea de la gente.
¿Lloverá mañana comida caliente?.
Compartiendo una misma boca de pobreza
apurando compañía láctea
hasta la última gota de libertad estelada.
Acurrucándonos calor mutuamente de silencio por caridad
al pan vuestro de cada día.
Humedecemos con ternura su belleza, a la saliva brillante.
Igual que una seda enlaza, matando las mariposas del hambre,
con la dulzura de su corteza.
Las manos negras, de tanto llorar perdida esperanza,
contando las migajas que arrojó el olvidar de la humanidad.
Tengo frío dentro de este chandal prestado
de esta pena poseída, de esta muda lejanía.
Y esta plaza volverá a iluminarse de tiempo ajetreado
mientras tú y yo dormimos huérfanas sin alas.
Soñando las riquezas
que adopta la poesía.
- Autor: Paradera Desconocida. (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 24 de noviembre de 2014 a las 14:45
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 51
- Usuarios favoritos de este poema: rosamaritza, cecily olwood, Peregrina
Comentarios3
amiga querida en la tristeza muestras belleza, un gran poema sin duda, un abrazo Irene tqm. besos
rosamary
....Igual que una seda enlaza, matando las mariposas del hambre,
con la dulzura de su corteza.
Las manos negras, de tanto llorar perdida esperanza,
contando las migajas que arrojó el olvidar de la humanidad.......
Una bella y sentida poesía Irene. me ha gustado mucho.
Saludos,
David Arthur
Bonitos versos...delicadeza en tu poesía.
Me ha gustado pasar a leerte.
Saludos amistosos de
Peregrina
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