A Beba
I
Ella tenía un plato de sal como una bolsa de trigo donde se buscaba.
Tres veces había golpeado en la tormenta como una forma de predecir la muerte.
Ella no creía en la libertad ni en los profundos designios del instinto.
Cayeron entonces las caricias alquiladas en viejas kermeses de colores
donde las visitas teñían su pelo de aire y agua consumida.
Una tarde, con remordimientos vestidos de locura,
cuyo definitivo corredor estaba hecho de la evasión insomne de la muerta.
II
A la hora en que calló
siete pares de nutrias lamieron su cadáver,
y una rosa mantuvo con ella una pasión:
el corazón del agua doliente barría para siempre las últimas preguntas.
G.C.
Direc. Nac. del Derecho de autor
- Autor: GuillermoO (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 29 de noviembre de 2014 a las 23:11
- Categoría: Amor
- Lecturas: 33
Comentarios3
Bellos versos comparte
Gracias, amiga, por tu aporte.
saludos
Guillermo
Plateles:
sí, aquí jugué con algunos elementos surrealistas, no porque me lo propusiera de antemano, sino porque se presentaron de esa manera...
no soy muy afecto a ellos, pero a veces vienen a la mente y los uso.
Gracias por las nutrias..., y feliz domingo
abrazo afectuoso
Guillermo
este poema me conmoviò mucho, gracias hoy
Gracias Pausa, tus comentarios son muy generosos y amables.
Guillermo
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