El tiempo es un manantial infinito vaciándose gota a gota. Y yo lo observo deseando quedar vacío. Mira el deseo que se apila en la tierra. Se queda húmedo, tendido, vencido.
El deseo es tierra húmeda del tiempo.
Se nutre de la espera. Es esa boca amamantándose de ese manantial infinito que busca vaciarse. El deseo no muere porque el tiempo no acaba. Y el tiempo quiere vaciarse. Se cansa. reniega de medidas, de culpas y de cargos.
Asoma la mano. La posa sobre la vida.
Aquí están tus arcas, flotando. Aquí están tus islas perdidas.
La tierra se moja con el deseo del tiempo. Tiempo que no se resigna. Tiempo que no cúlmina su espera.
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Autor:
Aarón Kráuss (Seudónimo) (
Offline) - Publicado: 30 de noviembre de 2014 a las 19:27
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 43
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