Qué linda es tu sonrisa en un día soleado y me das el calor que necesito. También me gustas en la lluvia y que me empapes del tórax al cuello.
En el día me persigues y me doy cuenta de que en realidad no me odias; simplemente no me quieres.
En las noches lúgubres, cuando la melancolía recorre mi espíritu, me abrazas con tu cándida compañía. Cosa que te agradezco.
A veces me sonríes como si estuvieras feliz y ¡bum!, me pateas en la ingle. Otras veces ni me miras, pero llegas en una arremetida y ¡pam!, me besas en la boca. Y soy feliz de nuevo.
Me intimidas con tus joyas, brillantes y coquetas. Por eso las quiero; por eso las extraño; por eso las agradezco.
Gracias, vida, por patearme en las bolas y besarme en la boca.
- Autor: J.M.S González (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 2 de diciembre de 2014 a las 14:32
- Categoría: Amor
- Lecturas: 109
- Usuarios favoritos de este poema: ADOLFO CESAR MARCELLO
Comentarios1
🙂
Pues también me sumo a tu acción de gracias.
Yo podría escribir un libro de todas la veces que me ha pateado en las meras bolas, sin compasión, pero después su beso suplanta todo.
Esta vida, maestra, a veces un tanto cruel, pero que nos hace ver y vivir la realidad.
Un gusto leerte amigo.
Te mando un fuerte abrazo desde estas lejanas tierras.
Pd. Me permito de darte la bienvenida a este porta. Cualquier cosa hermano aquí me tienes. Alguna pregunta, alguna duda, a tu orden.
Kavi
La belleza de vivir no se reduce únicamente a las veces que sonreímos.
Gracias por los buenos deseos y un abrazo desde Colombia.
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