Lo miraba a los ojos, contemplé su vejez,
Con sus rasgos cansados y arrugas en su piel;
Se ha quedado muy solo, pues su esposa se fue,
Solitario pensaba: ¿Cuándo la alcanzaré?
Lo miré en lontananza, distante, lo besé;
Le hable con la mirada: -no te dejes vencer,
Te lo piden tus hijos, estos nietos que ves,
Esta inmensa familia, tienes mucho qué hacer:
Él, con ojos nublados, parece lo entendió,
Se alejó lentamente y a su cuarto llegó;
-Ya lo sé, hijos míos, ella se quedó
En los ojos de ella, en los labios de sol,
Esa dulce sonrisa que a estos niños les dio;
Ella no se ha marchado, tampoco me iré yo…
- Autor: Raúl Gonzaga (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 8 de diciembre de 2014 a las 08:31
- Comentario del autor sobre el poema: Soneto alejandrino para mi padre...
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 27
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios2
La tristeza es un manto de plomo que pesa mucho, debemos desvanecerlo a través de la fe y la confianza que en este universo la materia no se destruye, sólo cambia y se transforma...
Todos estamos contigo y con tu familia amigo Raúl...
Un placer leer tus lindas letras...
Saludos de amistad de Críspulo...
El Hombre de la Rosa
El Hombre de la Rosa, mi gran amigo Críspulo, gracias por todo tu apoyo y tu fraternidad; saludos y un fuerte abrazo fraternal...
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