Era una mañana radiante en la isla mas hermosa del caribe;
Y ahí estaba yo, sentado en el muro de la vieja casa,
Cansado de jugar, exhausto de ceder a la imaginación.
(Un niño desilusionado!)
De repente el corazón sarto de alegría como queriendo escaparse de mi pecho y corrí hacia ti gritando:
Papi, papi; con el corazón hinchado de felicidad y los ojos cegados de ilusión;
Ate mis manos a tu cuello mientras abrasaba tu cintura con mis piernas...
Pero no eras tu, sino un extraño, un desconocido sorprendido por la escena;
Anonadado hasta la confusión; me aparto de el con un poco de desprecio y dedicándome una mirada de pena lo vi alejarse, hasta desaparecer;
Entonces yo niño aun, volví a sentarme en el muro a dibujar con una varita, círculos en la tierra.
- Autor: Adrian Rodriguez ( Offline)
- Publicado: 12 de diciembre de 2014 a las 12:13
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 99
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios3
Muy bella su prosa amigo Adrian
La falta de padre, o de un adulto significativo, traen en el niño estos sinsabores que suelen configurar daños psíquicos; asimismo sucede con la falta de m adre o adulta significativa.
Buen escrito.
Saludos
Guillermo
Amigo querido.
Te leo con admiraciòn.
Escribir es una gran catarsis.
El dolor, la desilusiòn merecen respeto y consideraciòn. No hago el psicologo, aunque si lo soy, pero me quito el sombrero ante tu escrito y te abrazo fuertemente.
Ninguno de nosotros es responsable de su pasado, pero si del futuro y no dejar que el pasado arruine nuestro porvenir. Te admiro.
Hermosa prosa poética en la que desnudas tu corazòn.
Un fuerte abrazo desde la distancia.
Kavi
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