NAVIDAD

Alek Hine



(décima)

 

Del espíritu ficticio

de ideal felicidad,

hace gala Navidad

con su enérgico bullicio;

se reviste el natalicio

de deseos que son humo,

y en el juego de consumo,

entre clientes por inercia

y mercantes con solercia,

hay ofertas a lo sumo.

 

  • Autor: Alek Hine (Offline Offline)
  • Publicado: 14 de diciembre de 2014 a las 22:59
  • Comentario del autor sobre el poema: Navidad, mágica palabra para muchos, sobre todo para los niños —me guían mis recuerdos—, designa el día en que, por convención, la cristiandad celebra el nacimiento de Jesús; pero ha pasado a significar, en la práctica, toda una temporada, que inicia, en Estados Unidos, el cuarto jueves de noviembre con el "Día de Acción de Gracias" (Thanksgiving Day); es ya costumbre ver, a partir de este día, instalado el árbol navideño—colgando de sus verdes ramas las esferas cristalinas, revistiendo sus hojas perennes la escarcha artificial y brillando, intermitentes, como estrellas diminutas, las seriales luces multicolores—, ofreciendo a los ojos un espectacular cuadro de belleza iluminada y realzando el sensible calor humano que se respira antes, durante y después de la cena de esa noche tan especial. De ahí en adelante, la festividad se extiende hasta la llegada del año nuevo. En el mundo capitalista, la mercadotecnia ejerce su poder y los medios (televisión, radio, internet, revistas, catálogos, etc.) bombardean los hogares con sus aparatosos, estridentes y molestos anuncios publicitarios. Y en verdad que la publicidad es persuasiva, pues los ríos de gente confluyen en los centros comerciales para hacer sus compras que, en este periodo, van más allá de lo estrictamente necesario. Pareciera que para el público existiese una norma coercitiva que le hace comprar, sin importar por qué, para qué ni qué, solo comprar. Con el pretexto de la Navidad, los comerciantes hacen su agosto en diciembre.
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 161
  • Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
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Comentarios5

  • Alek Hine

    Navidad, mágica palabra para muchos, sobre todo para los niños —me guían mis recuerdos—, designa el día en que, por convención, la cristiandad celebra el nacimiento de Jesús; pero ha pasado a significar, en la práctica, toda una temporada, que inicia, en Estados Unidos, el cuarto jueves de noviembre con el Día de Acción de Gracias (Thanksgiving); es ya costumbre ver, a partir de este día, instalado el árbol navideño—colgando de sus verdes ramas las esferas cristalinas, revistiendo sus hojas perennes la escarcha artificial y brillando, intermitentes, como estrellas diminutas, las seriales luces multicolores—, ofreciendo a los ojos un espectacular cuadro de belleza iluminada y realzando el sensible calor humano que se respira antes, durante y después de la cena de esa noche tan especial. De ahí en adelante, la festividad se extiende hasta la llegada del año nuevo.

    En el mundo capitalista, la mercadotecnia ejerce su poder y los medios (televisión, radio, internet, revistas, catálogos, etc.) bombardean los hogares con sus aparatosos, estridentes y molestos anuncios publicitarios. Y en verdad que la publicidad es persuasiva, pues los ríos de gente confluyen en los centros comerciales para hacer sus compras que, en este periodo, van más allá de lo estrictamente necesario. Pareciera que para el público existiese una norma coercitiva que le hace comprar, sin importar por qué, para qué ni qué, solo comprar. Con el pretexto de la Navidad, los comerciantes hacen su agosto en diciembre.

    • Alek Hine

      "Dejad que los niños vengan a mí..." (Mateo 19:14).

      ¡Vivan los niños! Una de las cosas que más emocionan a los párvulos es el regalo, por lo que no podemos esperar otra cosa en ellos que ver cómo y cuánto gozan en su expectativa de lo que les traerá Santa Cláusula ( 😉 ). Su gozo es, de alguna manera, gozo de los adultos. No hay padres que no quieran ver felices a sus hijos. Y si Dios es vuestro padre, creo que debe estar complacido de veros felices.

      Pero si se trata de regalar, se debe procurar ser selectivo en el regalo, adecuado al gusto y necesidad de quien lo recibe y, de algún modo, que le ayude a crecer. Regalarle a un niño la colección de libros de Harry Potter, por ejemplo, con la idea de que se convierta en ávido lector, es, en mi opinión, contribuir a que pierda un tiempo valioso de su temprana vida (si es que logra leer tantas páginas llenas de fantasía loca); si queremos que nuestros niños lleguen a ser personas de madurez emocional, verdaderos adultos, entonces fomentémosles el espíritu de la realidad con literatura de divulgación científica, que la hay apropiada para cada edad.

      Muchos adultos subestiman la capacidad intelectual de sus hijos, pero los niños son muy inteligentes, a veces incluso más que sus progenitores. Sólo hay que ver la insaciable curiosidad que muestran con la avalancha de preguntas que lanzan. En la busca de lo verdadero no hay preguntas tontas. En este sentido, sigamos siendo niños, adultos con una mente abierta.

      Agradezco tu visita y te hago llegar mi abrazo cordial..., y ya de paso, para no ir esta vez a contracorriente... ¡Feliz Navidad! 😉

      • Alek Hine

        Por lo pronto, te doy dos títulos que recomiendo para cualquier adulto: "EL MUNDO Y SUS DEMONIOS" de Carl Sagan (puede ser leído por niños de muy avanzada inteligencia, con experiencia ya en la lectura), y "SOMBRAS DE ANTEPASADOS OLVIDADOS" del mismo autor. Este último no sé si actualmente lo halles en español, pero sí en inglés: "SHADOWS OF FORGOTTEN ANCESTORS". Si te interesan más títulos, puedes hacérmelo saber en cualquier momento.

        • Alek Hine

          Un niño de 8 años y avanzado en lectura creo que puede adentrarse en las páginas de THE WAY LIFE WORKS de Mahlon Hoagland y Bert Dodson. Es un libro ilustrado que a los niños puede encantar. Su versión en español la hay, pero yo lo tengo en inglés.

        • bambam

          Amigo Franco Zafir, una pregunta ¿Cuál es la idea de repetir tu escrito?
          Gus to leer tus letras
          bambam

          • Alek Hine

            En el espacio "Comentario del autor sobre el poema", uno puede extenderse demasiado, escribiendo más de una página si se quiere, pero el defecto de ese espacio es que no deja el texto en párrafos, cosa importantísima en la buena redacción. Después de ver ese defecto, decidí pasar mi comentario a donde por segunda vez puede leerse. Y esa es la razón, amigo bambam.

            Un saludo cordial.

            • bambam

              Respuesta recibida gracias amigo

            • El Hombre de la Rosa

              Un placer leer tus letras amigo Franco
              Saludos

              • Alek Hine

                Gracias, amigo de la Rosa, por la visita. Cordial saludo.

              • Donaciano Bueno

                La navidad tal como era en su esencia, forma parte de los recuerdos de nuestra infancia. Ahora, creyente o no, yo la sigo reivindicando porque me retrotrae a experiencias de esas épocas. El problema es que como ocurre con todo lo que tocan los humanos esas tradiciones terminan desvirtuándose por mor del consumismo.
                Un abrazo

                • Alek Hine

                  Coincidimos, amigo Donaciano, en lo del consumismo y en la celebración de la Navidad.

                  En mi niñez, me costaba trabajo aceptar que Santa Claus o los Reyes Magos traían mis regalos. Me parecía que Santa y los Reyes Magos no encajaban en el mundo que observaba, por lo que terminé rechazando esas historias o aceptándolas como bonitos cuentos, pero nada más. Ahora como adulto, tampoco creo en Jesús como el Salvador del mundo; pero me uno a la celebración por dos cosas: me gusta ver felices a los niños y me resulta imposible la abstracción, pues los recuerdos son nostálgicas palomas revoloteando alrededor del árbol navideño cada fin de año.
                  Somos animales de costumbres. Un abrazo afectuoso.

                • Nadie

                  Las ofertas son más propias de cuando se acaba la Navidad. En Navidad suben los precios.

                  En cualquier caso, feliz Navidad, Franco.

                  • Alek Hine

                    Acá, en América del Norte, con precios altos o bajos, las ofertas son una constante navideña, y la gente responde. Una oferta no necesariamente significa que el producto sea barato, sino que es ofrecido para su venta. Sabemos que una mayor demanda eleva los precios, por lo que en esta época tan agitada del año, los comerciantes ganan, y bien (todo está fríamente calculado, como dijera el Chapulín Colorado, pues el comportamiento de la gente es de fácil pronóstico; todos los años es lo mismo). Por el gran movimiento que genera la Navidad, muy adecuado es eso de que a río revuelto, ganancia de pescadores.

                    Que disfrutes de estos días festivos con todos los tuyos, Osvaldo. Feliz Navidad.



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