I
Vuelvo a mí al cruzarme en tu mirada;
Esa de viejas ilusiones
Cuyas pupilas anchas bailaban
Al son de un beso infantil.
Aquellos ojos de miel labrada
Escondidos entre sonrojos de manzanos
Undívagos luceros
Diáfanos
Febriles
Como el sol cálido de verano.
De aquellos ojos de arreboles vespertinos
Un día fue presa mi inocencia;
Niñez vívida de audaces aventuras
Trincada por la sospecha de amor.
Y es que remedio alguno no hubo
A tan dulce encanto hallado en sus ojos
De mí; sólo sed a su infinito rio
Y naufrago perdido en su cauce de verdad.
¡Ah y ese primer beso!
Ese que nos hizo abrir las pupilas al mundo
Y bailar al son de la inocencia…
No había entonces fantasmas al acecho
Y éramos nosotros una mejor versión
De nuestro presente.
¡Qué sueños infantiles habrán sido más maduros
Que aquellas ganas de perdernos juntos
Y juntas: las manos
Fue el mundo una promesa razonable!
II
Tiempo verdugo tiempo
Tiempo siniestro tiempo
Tiempo agostador tiempo
Tiempo mortal tiempo.
III
Vuelvo en mí al cruzarme en tu mirada;
Vuelvo a ser aquel infante obnubilado
Por la dulce y sacra miel que emana de tus ojos
Y vuelvo en lo absurdo
A soñarnos juntos y juntas: las manos.
- Autor: Metalpick (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 15 de diciembre de 2014 a las 23:22
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 106
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios1
Un hermoso poema de como pasa el tiempo y la vida amigo Metalpick..
Con mis mejores deseos de felicidad navideña...
Saludos de amistad de Críspulo...
El Hombre de la Rosa
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