"Condenado... condenado ¿a qué?"

Hoy mi luna blanca ya no brilla,

Se apagó llorando en la orilla,

Temblando como en una pesadilla,

Despertando con el viento que chilla,

Entre comillas hablamos,

Ya no sé lo que pasamos,

Condenamos al pasado,

No eres tú el condenado...

Posees un alma impasible,

Como la de los felinos que son libres,

Nada te ata, tu libertad... indestructible,

Nada te atrapa, eres como el viento que viene y se escapa,

Eres del tormento las nubes que desatan,

Los agujeros en el cielo que destapan,

Dejando paso la luz al suelo,

Iluminando un camino a mi desvelo,

Condenado... sólo a la magia que se te ha otorgado,

Eres la galaxia que todos hemos buscado,

Eres la esperanza del ser amado,

Sin venganza, eres fiel, tu alma lo ha demostrado,

Eres aquel que a la mía ha rozado,

Haciendo la noche día,

Así condenada a melancolía,

Por no poder disfrutar de la alegría

Cuando tu alma está cerca de la mía...

Condenado... qué ironía...

Yo ya llevaba condena fría,

Desde los principios de esta melodía,

Siempre has sido libre...

La condena es sólo mía.