Caminaba como mejor sabía hacerlo
Me irradiaba cólera y ese presentimiento
De los peores porque ella sólo
Jugaba con lo ajeno.
Se lucía sin vergüenza
Con lujuria, y amenazante
Frente a mí se desvestía
Con su amante en compañía.
Mis penas no cesaban y hasta ellas lloraban y creaban
Gotas y gotas de tristeza
Causados por la bestia
Interior de aquella bella
Que cruelmente me ahogaban
Y sentía me mataban.
Morí una vez y ya resucité
Y la única razón por cual
Quisiese morir una más
Sería mi convicción de volver
A resucitar por ella que envenena
Y alimenta mi placer suicida.
Todo está frío
Mis piernas, mis brazos, tú.
- Autor: Roque Argüelles Arévalo (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 23 de diciembre de 2014 a las 00:08
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 50
- Usuarios favoritos de este poema: Adrián Bravo, El Hombre de la Rosa
Comentarios1
Mucha linda filosofia amorosa en tus letras amigo Roque...
Un placer pasar por tu poetico hogar...
Que pases una feliz Navidad...
Un fuerte abrazo de tu amigo:
El Hombre de la Rosa
Muchas gracias. Que pase una Feliz Navidad
y un próspero año nuevo también.
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