Dejo otro año atrás
y sigo siendo la misma
que hace 23 y poco más.
Añoro las tallas de mes,
la suavidad del algodón
incrustado en mi piel.
Añoro la vida en pañales,
llorar o reír porque sí,
las caídas de los primeros pasos
y la torpeza, la dulce torpeza.
Añoro jugar a ser mayor,
mi afán por descifrarlo todo
y su sabor amargo.
Lo verdadero de vivir,
mis pequeñas manos
sostén de todo un reino
en el que era mi príncipe
el novio de la barbie. un ken.
- Autor: Atrea ( Offline)
- Publicado: 24 de diciembre de 2014 a las 10:32
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 24
Comentarios1
Nunca hay que cortar el cordón umblical, con el niño/a que llevamos dentro.
Un abrazo y felicidades
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