Cómo Amo Ese Desastre

Ella desde siempre fue la mas fuerte,
un roble indeciso al viento,
pero firme y raudo a la tierra,
dominaba todo con sus raíces.

Con frecuencia, endurecía su alma,
apelaba a las armas de su fortín 
de sentirse vulnerada
por voces perdidas,
por palabras sencillas,
por el silencio vertido
de una ausencia ficticia.

También era un currículum intachable
su risa contagiosa, su amor inalienable, 
la mirada que disipaban sus ojos,
mujer y niña en dos pupilas
era la ventana que veía.

Una chica perfecta sentía,
aunque desde el inicio creía
haber percibido en tu voz,
sin duda, en tu interior,
algún tipo de actividad volcánica
que en un futuro quemaría
un segmento de mi sangre.

No obstante no hay que olvidar
el detalle mas importante
de su resumen curriculár:
ella resultó, después de todo,
un infinito mar de incógnitas carencias.

Posee una lista interminable
de derivados y primitivos defectos
que la bañan de frío, de hielo.
que la cubren por súbita simpatía
de los pies hasta el cuello,
sin apelar por abrigo o respiración,
siquiera por una mirada al cielo.

En definitiva pudo ser
un huracán sin rumbo en lagos de estrella,
un real y autentico desastre,
pero... cómo amo ese desastre.

Se puede apelar a la demencia,
pero de esta mujer solo puedo amar
su fuerza determinada,
su alma de roble lector,
su potencia infinita
de huracán desvocádo,
incluso los pequeños pecados
de abandonar medias tazas
de perfumado café mañanero
en su mesita de noche,
cuando de mañana
ata un peinado de noche
de veras desastroso,
que de mañana
adoro ver con frecuencia.

Tu bosque eterno de virtudes,
han servido para sazonar tu encanto particular,
pero aquel desastre que escondes
que ni se ve ni sale de los bordes,
te pinta autentica, idílica,
un poco desgastada por la tristeza
pero sincera en tu real ser.


Sin dudar eres un desastre,
sin dudar amo ese desastre,
sin dudar... te amo, con tu desastre.