Y acostados bajo el cielo
azul, todo iluminado
rodeados de nada
pero también de todo prejuicio nuestro
hacíamos lo que nuestras bocas
por naturaleza no podían sosegar.
Pendulaba en su delicia
y usted a mi me la quitaba
en su tierna, fina y exquisita voz
yo encontraba mi más cruda amenaza.
- Autor: Roque Argüelles Arévalo (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 28 de diciembre de 2014 a las 00:05
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 35
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios1
Muy hermos tu sentido poema amigo Roque Argüelles...
Feliz salida de 2014 y buena entrada del año 2015...
Un placer pasar por tu portal...
Saludos de amistad...
El Hombre de la Rosa...
Muchas Gracias, esperemos que sea un buen inicio para todos, incluyéndote.
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