Hacía tiempo que mi cuerpo
no probaba ni sentía su imprudencia.
Hace mucho que mis ojos
y los suyos, marrón profundo,
no paraban un momento
y conversaban de sus mundos.
Era raro verlos juntos
caminando un mismo rumbo,
sus manos, su tersa palma
rozando la mía.
Pululaba en el negro de su pelo
y su sangre penetraba en mis entrañas.
La abrazaba, acariciaba,
le decía que la amaba.
Ella, tan ella
Su voz tan melódica
y la vi voltear en la esquina.
Creía que nunca encontraría el amor.
- Autor: Roque Argüelles Arévalo (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 30 de diciembre de 2014 a las 10:56
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 36
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios1
Muy hermoso tu gen poema amigo Roque
Un placer pasar por tu portal
feliz salida de año 2014
Saludos de amistad de Críspulo
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