A tiempos remotos, muy cercanos
llegué a un punto, a percibir los átomos
cómo se expandían y estallaban
frente al laúd, que con sus notas, los sentimientos de mi alma expresaban.
Sentado en el pórtico de la mística tierra con la cual soñaba
veía los atardeceres, las mañanas y las noches
colisionar con una bella y singular
lúgubre aura que el cielo llegó a adornar
y es que, para mi mente, ya nada es igual
Hundiste en mi una huella única e irremovible
dejando un trauma en mí, que yo nunca llegaré a olvidar
y es que ahora me parece imprescindible
en ti, todos los días pensar.
Irremisible, para mi mente, es que llegaste y te fuiste
pero, para ti, en éste hondo pecho siempre habrá lugar
gracias a ti, mi Diosa del Invierno, insigne
al hacer contacto con mi memoria, gracias a esto, vivir ahora es un pesar.
Mi mente se exacerba y hierve de tanto recordar
bellos momentos que jamás volverán
pero, créeme que aquí estaré
cómo el idiota que siempre he sido, forjando sueños por placer
Y si alguna vez, insigne señorita
se le llega a ocurrir, en mí, pensar
por favor, dibuje en su bella carita
la sonrisa que a mí, me pudo seducir alguna vez, me pudo encantar.
- Autor: Arquímedes ( Offline)
- Publicado: 4 de enero de 2015 a las 11:57
- Categoría: Amor
- Lecturas: 145
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios1
Muy hermoso tu poema amigo
Bella la lectura de tus letras...
Saludos de amistad y afecto...
El Hombre de la Rosa
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