Maiakovski en el camino
Vladimiro Maiakovski, dime,
qué puedo hacer entonces con la sangre,
la vida no es más que una guitarra vieja,
la paz es un señuelo para venta de ataúdes,
el escorpión me sigue a cada paso con su sombra.
Soy uno más de los hombres solitarios
en un tiempo en que la soledad es la nación del hombre
y el hombre un habitante descosido de sí mismo.
Extrañamente yo vivo exiliado
en mi verde y brutal tierra solitaria,
abro puertas como bocas de una ciudad que calla,
no encuentro mi camino y alguien dice
mira como tienes de maltratados tus zapatos.
Es el fracaso, Vladimiro,
un planeta entero olvidó el sentido de la vida,
de la rotación y de la traslación celestes.
Tal vez nunca lo tuvo, es cierto,
tal vez también yo olvido,
pero los hombres construyeron uno,
éste dio la orden
aquellos arrastraron los bloques por la arena
y cayeron exhaustos en los brazos de la amada o de la muerte.
Uno como yo cantó la esclavitud, la rebeldía,
la grandeza de cada grano de polvo removido,
y ahora resulta que el edificio se derrumba,
que sólo los ratones frecuentan su secreto.
Hace frío acá afuera, Vladimiro,
es la hora de hacer algo, Vladimiro,
cara o cruz, ¿querrías ayudarme?
En el peor de los casos, hazme un lado en tu tumba,
pero, por si nos queda tiempo, hermano mío,
te espero alegremente, compañero, en el camino.
http://fuerteyfeliz.bligoo.cl/
07 01 15
- Autor: Óscar Pérez (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 7 de enero de 2015 a las 21:19
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 165
- Usuarios favoritos de este poema: kavanarudén, Santiago Miranda
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