Se los juro, en serio se los juro
y a mi madre, porque sé deberas que eso es malo
pero les juro que la he visto
porque ella estaba allí como si nada
como mirando a no sé qué o a no sé dónde
y de pronto porque se entregaba
y se vencía frente al mundo en un abrir
y cerrar de ojos
y porque.
Pero la cosa era distinta, ¿sí?
porque yo estaba frente a ella como un error en el tiempo
y ella estaba allí como me había imaginado que era ella
pero más extraño
porque ahora ella me miraba
y no cabía la menor duda de haberla visto
de haberla visto mirándome a mí, pobre y vacío y
recostado a ese peldaño en el que me sostenía para
no caerme,
mirándome de una manera que sólo alguien con esos ojos
podía mirarme.
¿Ya me entienden por qué el afán de que me crean?
y vayan a saber ustedes si es que estoy loco, pero
había sabido de varias cuentos de por ahí que siempre
concluían en lo mismo, en una muerte segura.
La gente por estos sitios es muy supersticiosa,
y creen en todo cuento de camino que
escuchan por ahí. Yo no estaba
loco ni muerto, pero por si acaso,
porque a veces uno nunca sabe, quería que
alguien más lo supiera, ¿entienden?
que supieran que la había visto a ella
como solamente ella podía darse a conocer
como en un encuentro revelador
o tal vez mediante una maldición perpetua.
A poca suma y en conclusión
puedo asegurarles por mi madre santa
que había sido a ella a la que había visto
porque era infalible no reconocer a esa manera
de caminar,
esa manera de irse alejando poco a poco por
el arroyo de donde probablemente había venido.
Esa suspicaz manera de no mojarse los
pies al contacto con el agua.
Esa divina manera de irse desvaneciendo poco a
poco que sólo una perfección como ella a
logrado.
- Autor: Ramirez Adrian ( Offline)
- Publicado: 11 de enero de 2015 a las 18:03
- Categoría: Surrealista
- Lecturas: 37
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios1
Muy especial y bello tu poema amigo Ramirez...
Un placer haberte leido...
Saludos de amistad de Críspulo...
El Hombre de la Rosa...
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