Aún siendo carne muerta, amarás.
Todavía, palpitaba mi corazón,
Una vez realizada mi autopsia,
En su infinito afán, de no parar de amar.
Repartidos los miembros, sobre la mesa,
Intentando unirse, entre sonrisas.
Mi boca, buscaba un beso enorme,
Por aquellos, que dejamos olvidados, en el camino.
El olor a sangre, alimentaba mi hambre,
En una rabia, contenida de agua y sal.
Respiran mis pulmones, pero no me animo.
Expulso aire, como veneno escurridizo,
Que salpica, todos los rincones.
Todavía palpitaba mi corazón
Cuando vinieron con una sábana blanca.
Esconderán, mi cuerpo esparcido
Pero éste, todavía quiere amar.
Me sepultarán, bajo tierra y en tierra que yacer
Pero mi corazón, florecerá.
Me inundará el fuego, el día de las fieras,
Pero mi sangre, lo extinguirá.
Todavía palpitaba mi corazón
No oyes, acaso el tic-tac.
- Autor: Araceli Vellber ( Offline)
- Publicado: 15 de enero de 2015 a las 05:02
- Categoría: Amor
- Lecturas: 59
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios4
"Mi boca, buscaba un beso enorme,
Por aquellos, que dejamos olvidados, en el camino."
woou. Aplausos!
Me a hecho recordar el pequeño libro de "El Esclavo".
Muy emotivo tu genial poema amigo Araceli
Un placer visitar tu portal...
Abrazo de tu amigo Críspulo...
El Hombre de la Rosa...
Un excelente poema...muy bien plasmado el amar aun mas allá de una vida...
Eternas Lunas!!
La Sombra del Silencio...
Buen poema que nos permite leer.
Saludos de amistad
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