Fue tu boca mi eterno silencio,
la orilla para aferrarme a la vida,
pequeña como una abeja
que volaba entre mi razón,
que se dormía en las líneas de algún verso.
Y ahora desbordas esa miel cuando me hablas,
anidando sobre mis sueños como una esperanza,
como la única estrella de este universo.
Así te pienso y te existo,
porque te llevo latiendo en el pecho
y en esa boca vuelo a ser tuyo
desde el alma hasta la sangre,
y soy tan tuyo como tu soledad,
y soy de aquellos labios en cuyas fronteras
se fundan mis pasiones,
donde se muere el invierno y se humedece la vida.
Ay deliciosa playa desierta,
allí naufraga esta locura.
Ay el beso de las uvas.
Ay el hastío del crepúsculo.
- Autor: Jesús G. M (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 24 de enero de 2015 a las 10:46
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 128
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa, mary24, GuillermoO
Comentarios3
Muy hermoso tu genial versar amigo Jesús...
Un placer leer tus lindas letras...
Saludos de amistad de Críspulo...
El Hombre de la Rosa...
Inspirador este himno de belleza a las lletras plasmadas en verso.
Saludos,
Zoila T Flores
Jesus:
excelentes tus bellas imagenes.
Sos un Poeta.
Saludos
Guillermo
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