El pasillo, se abre angosto, flanqueado de puertas que ignoro, en búsqueda de la que me corresponde entrar.
Sabiendo que la puerta es libremente franqueable, entro y saludo con la cortesía habitual.
Todos, unas diez personas, me responden con igual modo, con el mismo gesto ausente, que yo mismo impongo en esos casos.
Busco una silla y me siento, tratando de mirar la nada, evitando los cruces de miradas, ya que difícilmente podría iniciar una conversación de circunstancias.
Pero algo fuera de lo común, pasó de la sensación, a ser una extraña realidad, todos los presentes eran iguales a mí.
Simulé indiferencia, hasta que giré la vista y enfrenté a mi acompañante, quién simétricamente hacía lo mismo con un esbozo de sonrisa cargada de indiferencia, tal cual hago yo mientras espero.
Nos estuvimos mirando por unos instantes, él con una sonrisa amable, mientras que a mi, poco a poco me afloraba un inevitable llanto.
Salí huyendo de la habitación, mientras se oían las estruendosas risas que dábamos, los que nos quedamos esperando.
- Autor: Esteban Couceyro (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 24 de enero de 2015 a las 11:30
- Categoría: Surrealista
- Lecturas: 31
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa, rosi12
Comentarios2
Muy bello tu genial cuento del pasillo amigo Esteban...
Un placer leer tus lindas letras...
Saludos de amistad de Críspulo...
El Hombre de la Rosa...
Estimado amigo, en la mente de cada uno, hay pasillos de innúmeras puertas.
Por ello siempre hay que tenerle respeto a ese mundo interior.
Un abrazo
Esteban
Cuando uno espera en un lugar ocurren cosas extrañas, hay caras desconocidas y de pronto se transforman en amigas. Cuando voy al médico (siempre hay que esperar) hago juegos con la mente y generalmente macabros y si es el consultorio del dentista, en mi mente escapo siempre. Me agradó tu inspiración.
Un abrazo lleno de calor pegajoso.
Siempre he relacionado, esos lugares, con una especie de purgatorio abreviado, de suma e incómoda resolución.
Un análisis a parte, merecen las revistas que se encuentran allí.
Vaya mi calido saludo.
Esteban
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