Después que al alma ha entrado la hiedra
penetrante y perforante de su estructura
deja a la razón otra razón que se repite dura:
uno vuelve a tropezar de nuevo con la misma piedra.
A pesar de ser otro camino por la ilusión
en su anchura u angostura se aprecia el choque;
pero uno es necio y da otra vez el toque
y auto castiga a su propio corazón.
Que masoquista quien no sabe prepararse
para lo que se visualiza venir nuevamente,
y uno dice: maldita sea, dónde está lo inteligente
de volver como idiota a enamorarse.
Que vaina… uno se estrella contra la pared de dagas,
se hiere una y otra y otra y otras veces
culpándose de los frentazos de reveses
para que estúpidamente vuelvas y lo hagas.
Mejor es tirar el ancla y no más viaje
de un navío que solo rutea al naufragio,
no sé porque si uno se aprende el presagio
vuelve a hundirse en remolinos con aguaje…
A.Maestre
Enero 27 – 2015 - - 4:38 p.m. - Martes
- Autor: Alviz Neleb (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 28 de enero de 2015 a las 11:04
- Categoría: Amor
- Lecturas: 167
- Usuarios favoritos de este poema: nellycastell
Comentarios2
El amor siempre tiene algo de masoquismo y tus versos me han gustado.
Un abrazo
Todos los amores tienen algo distinto, este es masoquista, aunque le pongamos calificativos el alma detrás de ellos nos desquician. te recuerdo con mucho cariño mi querido Elvyz. Te abrazo.
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