“No quiero 14 de Febrero”

No quiero rosas, para eso
esperen el día adecuado e
hipócritamente inunden mi fosa
de esos detalles blasfemicos.

No quiero acompañante de un rato,
que bastante vieja estoy para gastar
mi preciado tiempo en algo que se resume
en besos sin sabor de labios que no quiero.

No quiero San Valentín ni buscar enamorada,
quien se enamora lo hace todos los días y
no cuando el comercio lo amerite. No busco, así
que no encuentro; la vida me enseñó que Ella ha de
llegar cuando sea conveniente, más, espero no estar
adornada en canas y que la miopía no me permita diferenciar.

No busco restaurantes repletos de amores que han
de durar una o dos estaciones, a mí eso no me
llena, no me satisface en lo absoluto.
No aguardo siquiera una damisela la cual rescatar, la mía
lo hará sola y me esperará aun no descuidando sus
fines lucrativos y personales.

No me entreguen anillos u otra joya que por más costosa no
hará arte con ellas; a mí no me den bombones que de por sí
tengo muchos kilos de “amor” encima que deseo desaparecer.
No me jueguen de sofistas cuando su léxico es más barato que el
preservativo que dio mi origen. No me hable de amor cuando
cree que éste es sinónimo de penetración.

No me regale una sola noche cuando los días son cortos y
los meses pasan como ráfagas de viento, me rehúso incluso
a aceptar peluches de felpa cuando mi alergia es tan
notoria que hasta mi padre desconocido sabría reconocer.

A mí no me diga sexo, mejor poéticamente pida posar su
paladar entre mis aguas y hacer que mis olas revienten entre
sus montañas, bañando así los recovecos de su sagrado prado.

A mí no me pida la luna, ni San Valentín,
mucho menos Navidad-que le detesto por cierto-;
A mí, ¡Vívame!, ¡Siéntame!