Todo ocurrió en un jardín, específicamente en las ramas de un vejo árbol de cedro donde vivían muchas orugas. Una de ellas tenía el sueño de volar, estaba cansada de estar colgada de las ramas del árbol y quería tener alas para recorrer el mundo.
A esta oruga le fascinaban las flores, las consideraba sus amigas, y soñaba algún día con visitarlas una a una.
¡Vaya locuras las tuyas! le decían las otras orugas, ¿cómo puedes pedir alas si eres un gusano que se arrastra como todas nosotras?
Y ella contestaba, volaré, sé que algún día volaré
Nos avisas eh, decían las otras orugas, y tal vez te acompañemos en tu vuelo, ja, ja, ja.
Ya veremos, les decía la oruga soñadora.
Con el paso del tiempo el verano se fue, se fue el otoño y también el invierno y la oruga seguía soñando que volaría hasta que un buen día llegó la primavera y por fin la oruga soñadora se convirtió en mariposa. Ella creyó que su deseo de volar había hecho realidad su sueño.
Tristemente descubrió que sus compañeras, aquéllas que se burlaban de ellas y que nunca soñaron volar, también podían hacerlo, pues todas se habían convertido en mariposas.
Aún así, la mariposa que había soñado volar estaba feliz visitando a sus amigas las flores.
Un día esta mariposa tuvo un nuevo sueño, que era convertirse en una linda chica para correr descalza por los campos, usar vestidos hermosos y casarse algún día con algún chico que al igual que ella tuviera sueños de hacerlo.
Sus amigas mariposas volvían a reírse de su sueño, ja, ja, ja ahora si que no podrás lograrlo, ya la transformación nuestra la hemos realizado cuando nos convertimos de orugas a mariposas.
Lo lograré, sé que lo lograré, ya no volaré entre flores, ahora correré los campos.
Las otras orugas finalmente animadas por el sueño grandioso de esa mariposa esperaban ansiosas la transformación de todas ellas, como la primera vez.
Por fin llegó el día en que la mariposa soñadora se convirtió en chica y tal como lo soñaba, pudo correr descalza por los campos. Tras ella volaba el enjambre de mariposas que no había tenido el sueño de la segunda transformación y que al ver a su amiga convertirse en chica estaban ansiosas esperando también esa segunda transformación.
Pero nunca llegó, sólo la mariposa que tuvo el sueño de ser una chica pudo lograrlo.
Y mientras la chica que corría feliz, el resto de las mariposas volaba tras ella para que le diera el secreto de esa segunda transformación y ella mientras seguía corriendo descalza por todo el camino, les decía, ¡Sueñen, sueñen, nadie podrá hacerlo por ustedes!
Y así termina esta historia de una oruga soñadora, que al convertirse en mariposa siguió soñando y soñando hasta que la vida le regaló esa segunda transformación con la que fue felizmente convertida en chica.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela
- Autor: Diaz Valero Alejandro José ( Offline)
- Publicado: 3 de febrero de 2015 a las 08:26
- Categoría: Infantil
- Lecturas: 29
- Usuarios favoritos de este poema: rosi12, Trovador de Sueños ...y realidades., , Beatriz Blanca, DELICADA ABRIL
Comentarios2
Una joya, hermano. La disfruté... digna de tu estro y pluma.
Un fuerte abrazo, ten una grata jornada.
Gracias hermano, viniendo de tu pluma me honra dicho comentario. Un abrazo!
¡Qué bella historia!. Los sueños son la emoción de la vida, sin ellos solo seriamos orugas.
Ayer no pude leerlo pero hoy lo hago y mi corazón se siente con alas para lograr lo que me proponga.
Mis saluditos amiguito. Bea.
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