Me duele el corazón.
Explota en mi interior.
Coloca tu oído en mi pecho.
Muerdan tus dientes mis pectorales.
Coloca tu lengua y sentirás roja marea salpicando,
es allí donde mi corazón gota a gota,
desangra el caudal por tu indiferencia,
escucharas como lluvia cayendo en las hojas,
cascadas tallando las piedras,
sirenas desafinadas anunciando el holocausto,
volcán embravecido lanzando lava a la montaña.
Si soplaras mi corazón
apagarías el infierno de mi perturbación,
espantarías el fantasma de mi agonía.
Si te acercaras,
sentiría agua apagando las brasas que mutilan mi existencia,
tu ausencia permanente es el sonido ensordecedor
de la campana que explota mis oídos
y retumba su eco en lo profundo de mi pecho,
siento borbotones de sangre en ebullición
pidiendo libertad a gritos
como la acida espuma de la champaña agitada,
albergada en la traslucida botella de cristal.
Si tú estuvieras,
serías el corcho que al disparar,
le darías libertad al líquido fermentado en su interior
y embriagarme con el vino añejado en las entrañas
de tu vientre burbujeando entre hendiduras abiertas
en los intrínsecos recovecos de tu humanidad,
brotando como fuente del manantial
que me salvaría de la tragedia anunciada,
como si resucitara a una última oportunidad,
como si me agarrara al tronco balso que viaja con la corriente
y que se anclaría en la playa
antes de desparramarse por la cascada,
que le pondría fin a al laberinto de mi incertidumbre.
- Autor: juan sarmiento buelvas ( Offline)
- Publicado: 4 de febrero de 2015 a las 18:03
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 41
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