El perro verde con ladridos floreados (cuento)

Diaz Valero Alejandro José

 

Esto ocurrió hace muchos años en un lugar donde pocos han sabido llegar, era un sitio muy extraño y en ese sitio vivía un perro.

 

Ese perro era como un perro normal de los tantos que seguramente has visto por allí, su pelambre era de color marrón y al ladrar emitía el sonido que todos conocemos de ”guau, guau”. Este perro se llamaba “bandera”.

 

Con el paso del tiempo “bandera” no quería comer lo que comen todos los perros: carne, arroz, ni siquiera las croquetas crujientes de las que venden en bolsas, sino que quería comer panes viejos sobre todo cuando ya tenían hongos.

 

“Bandera” tenía un amigo que siempre andaba con él, era un perro callejero que había hecho amistad con él, pero que debido a su manía de comer pan con moho, había comenzado a mirarlo de forma extraña.

 

 - ¿Por qué comes eso amigo? Hay tanta comida para devorar y tú piensas en comer panes verdes

 - Es que son deliciosos amigo, además hay humanos que también comen hongos y no por eso sus amigos se le alejan

 

- Eso es otra cosa, nosotros somos perros, no humanos

- Sí pero la amistad es la misma, sea entre perros o entre personas

 

-Lo que pasa es que a mí me da asco cuando ladras, pues tu aliento apesta por esa comida descompuesta que comes a diario

 

-Deja de criticar y ven conmigo, comamos pan con moho y ya verás como te gustará

 

Sucedió que el perro callejero se alejó de ”bandera” y éste al sentirse solo y triste comenzó a comer y comer comida descompuesta hasta que llegó el día en que cambió el color de su pelambre. La cual se tornó de color verde

 

“Bandera” pasó de ser perro marrón a un perro verde. Ahora tenía una nueva amiga, una alegre mariposa, que estaba acostumbrada a tener amigos de ese color.

 

Con ella andaba por bosques y praderas jugando y comiendo moho húmedo y tosiendo flores.

 

Todo ocurrió de esa forma hasta que la mariposa desapareció del lugar y “bandera” decidió ser un perro como cualquier otro y comenzó a comer comida para perros, por lo que dejó de toser flores cuando ladraba, y finalmente pudo eliminar la verde coloración de su pelambre y recuperar su acostumbrado color marrón.

 

Así con el tiempo volvió a ser un perro normal, pero jamás olvidó a la mariposa ni al perro callejero, los dos amigos que había perdido.

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Autor: Alejandro J. Díaz Valero

Maracaibo, Venezuela

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Comentarios2

  • Beatriz Blanca

    Cuanta ternura hay en este cuento y cuanto enseñas sobre la verdadera amistad.
    Un placer es poder apreciar tus letras amigo Alejandro.
    Un fuerte abrazo. Bea.

    • Diaz Valero Alejandro José

      Gracias amiga. Siempre procuro que la fantasía y la ingenuidad queden inmersas en mis cuentos infantiles, ese es el sello que me une a ellos. Un abrazo!

    • Trovador de Sueños ...y realidades.

      Dulce cuento, apreciado hermano... placer inmenso leer de principio a fin. Agrado lee de tu pluma -siempre-

      Un fuerte abrazo.



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