Y él solo la mira desde lejos,
la mira como se miran las cosas religiosas,
como se aprecian las obras más preciosas,
él la mira, como solo a algunas cosas.
Él la mira pensando que ella no lo siente
la mira como en un estado entre inconsciente,
como si alucinara una cosa tan divina,
él la mira, como solo a las rosas.
Él la mira caminando a unos pasos,
la mira dibujándole una caricia con sus brazos,
como se abraza a la locura, sin largos trazos,
él la mira, como solo a ella misma.
Él la mira, como pensándola, como teniéndola,
la mira hablándole por medio de un poema
como aquellos que jamás han de ser leídos,
él la mira, como a un libro.
Él la mira sin pretextos, ni condiciones, ni pedazos
la mira enteramente como entregándose,
como dándose ¡cual si la vida fuera cosa suya
y no le importa!.
Él la mira, y ella a él (quién sabe).
Y él solo la mira,
y él solo la espera,
solo la quiere,
solo la añora,
la dibuja,
mira.
- Autor: L. Roberto M. Uriostegui (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 18 de febrero de 2015 a las 16:06
- Categoría: Amor
- Lecturas: 125
- Usuarios favoritos de este poema: santos castro checa, Diana Verona
Comentarios1
Deliciosamente expresado ese sentir, para aquellas damas que sin querer se meten dentro del alma nuestra..y allí se quieren quedar.
Lindo versar, amigo Roberto.
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