¿Qué Sabrá?

Octavio97

Y allí estaba él.

Ante los ojos de sus futuros asesinos.

Luchando con su mente, con sus miedos,

llorando y gritando por sus sueños.

 

Cierto era, que la vida no había sido justa con aquel individuo.

Arrancado del lado de su madre de pequeño.

Criado apartado del mundo entero.

Alimentado a desperdicios.

Sin una caricia, sin algo que le de abrigo.

Que lo proteja en las noches de frío.

 

Uno de ellos, eran tres.

Lo miraba con alegría, orgulloso de lo que iba a hacer.

Parado en medio de los otros dos.

Enseñándole a su hijo, como ser cruel.

Demostrándole a su víctima,

que en realidad, él es el enemigo.

 

Aquel de su izquierda.

Mostraba su arma, como símbolo de fuerza.

Aquel metal cortante, con punta filosa y mango de madera,

era lo que lo hacía el jefe.

Era lo que le enseñaba, quién era “superior”.

 

El de su derecha,

sostenía algo entre sus manos.

Algo largo, con una forma extraña,

que le estaba sosteniendo sus pies.

Causándole un dolor insoportable,

y una desesperación desgarradora.

 

En una sola maniobra.

El asesino del lado derecho.

usó su fuerza, y tirando su objeto,

levantó a su víctima desde los pies.

Éste, luego de unos segundos,

sufrió un dolor y un mareo insoportable,

por la sangre que comenzaba a irse a su cabeza.

 

Y el sufrimiento por fin se detuvo.

justo antes de su momento final,

logró ver en un objeto espejado,

a una golondrina que volaba con toda su gracia.

Y más arriba, todavía.

Una gran bestia, volaba a una velocidad que le permitía escucharla aún a esa distancia.

Sus ojos se humedecieron, y no tardó en largarse a llorar.

 

Y aunque gritó, pidiendo a sus verdugos que lo liberaran.

Estos parecían hacer oído sordo a lo que él pedía.

De pronto sintió un pinchazo en el cuello,

y pudo ver un líquido rojo,

que brotaba del pequeño agujero que el asesino de la izquierda ,

había hecho con aquel metal en su cuello.

Sintió ardor, y por fin, durmió para siempre.

 

Y aunque nunca quiso acusar a nadie de mentiroso.

Aquel valiente, aquella víctima, sin saberlo lo hizo.

Pues antes de cerrar sus ojos, logró ver un cielo de un color azul hermoso.

Aquel, fue el primer cerdo que supo de aviones.

Pues quienes estuvimos ahí,

pudimos ver las lágrimas de emoción en su rostro,

al poder mirar para arriba.

 

  • Autor: Octavio (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 19 de febrero de 2015 a las 06:29
  • Comentario del autor sobre el poema: Después de pensar en un dicho, mientras miraba cómo mi abuelo mataba un chancho para la cena, se me ocurrió este poema. Muchas gracias por leerme, un abrazo afectivo para todos, los quiero infinidades.
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 35
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