Dos pies que duermen bajo la sabana y sobre la cama, están conectados a mi cuerpo como tentáculos reticulados que se desplazan solo en sueños.
Y aunque despierte de madrugada, seguirán durmiendo mis ganas de dominarte.
Manteniendo alejado la actividad de besos y suspendida mis intenciones de amarte por completo.
Pero algo, por mínimo, sobrevivirá de este encierro.
Serán las ganas de beberte como nube y de esperarte como milagro.
Si bien, un día digo lo contrario, no me creas, estoy mintiendo, me eres necesaria, como el agua a la arcilla y como la ironía al oxímoron.
- Autor: Camilo Ernesto Ojeda Amaya ( Offline)
- Publicado: 22 de febrero de 2015 a las 16:29
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 65
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