Naturalmente me desconozco.
No distingo que parte de mi teme y cual hiere.
¿Acaso es cuestionable un acto sin fe, ni razón?
Bueno, la razón no tiene relación a los temores…
Mucho menos a las heridas.
Si es así, sabré bien que no estar aquí siendo el que soy,
no es más que un efecto redactado minuciosamente por múltiples causas.
Es fácil perderse entre el furor de las emociones,
de los sentimientos descontrolados
y del cruel efecto de un corazón palpitante,
expectante, acelerado, amargado por las riendas de lo no evidente,
junto a lazos trenzados de la imaginación,
esos que se retuercen entre nudos que se atascan en la garganta,
que solo terminan en un: ¡Cállate, Te odio!
Haciendo alarde de un buen eufemismo, “Detesto las situaciones incómodas”.
Por otra parte: -¡Que haces aquí!.
(El tomaba un café con “alguien” más;
Ella entró, pidió un café expreso, después lo miró y se fue.
El la alcanzó dos esquinas después... Ella sólo lo ignoró).
- Autor: Flcastro ( Offline)
- Publicado: 24 de febrero de 2015 a las 02:52
- Categoría: Amor
- Lecturas: 48
- Usuarios favoritos de este poema: gusmarit, rosamaritza
Comentarios2
¡ADMIRABLE ESTE RECONOCIMIENTO QUE AQUÍ HACES!
te desconoces, sabes que temes y hieres, ya sabes que no estás siendo el que realmente eres, te reconoces débil ante tus sentimientos descontrolados, reconoces el autoengaño del que eres victima (tu imaginación), ya abriste los ojos ahora todo comenzara a ser mucho más claro. Para mejorar, todo lo que nos ocurre, solo necesitamos ver con claridad y tú ya lo hiciste. Te envío desde acá mi amor, respeto y admiración.
Gracias por tus palabras, amor, respeto y admiración que igual deseo para ti. Un abrazo.
Mi querido Ficastro, de acuerdo con el comentario de Gusma, que puedo decir yo, profundas palabras, en tu poema, abrazos y besos tqm. amigo
rosamary
Gracias por tomarte el tiempo apreciarlas, un abrazo.
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