El Despertador

Cada día comienza con un despertar, para un fin, una meta, un porque.

A veces sentimos que la mayoría de nuestros despertares tienen el fin de seguir la rutina. Días repetidos en el tiempo, donde solo cambia nuestra piel, cansada de lo mismo de siempre.

Pero en realidad en cada despertar, inconscientemente buscamos el rumbo del viaje más importante de todos: la vida.

Aunque parece que no, la vida es un viaje de ida, donde día tras día elegimos los caminos que nos conducen a ese lugar que desconocemos por completo, que aparenta no ser tangible, pero que existe, es nuestro destino, nuestra meta.

Paradójicamente jamás conoceremos ese lugar, porque el llegar implicaría el fin del viaje, el fin de la vida. Y aunque suene absurdo viajar a un lugar el cual no vamos a conocer jamás, todos lo hacemos, es nuestro verdadero despertador. Un despertador que nunca debería dejar de sonar.

A decir verdad, quizás sea más interesante pensar en que cada camino que tomemos, cada huella que marquemos, es el verdadero placer de vivir. Elegir un camino esperanzado de que el fin del mismo sea lo que buscamos es sentirnos vivos, en plenitud.

Y ese camino no es "el" camino, sino uno más de los varios que existen. Cada uno hace del camino que elige "su" camino, distinto a cualquier estereotipo de camino posible, distinto a todos los demás.

Ojalá ese despertador siga sonando eternamente. Nunca lo atrases, ni lo apagues. Vamos, arriba, hoy tenés que emprender nuevamente este viaje.