Por mí, deambulé pasillos encantados
con torres enormes, tirando monedas,
velando sus vidas, personas pequeñas.
Cuanto más duro el castigo
más tardaba en amanecer
Luego, estaban los atrapa-sueños
al otro lado de la puerta
con batas blancas,
pegadas a sus cuerpos.
Abriéndonos en canal
el libido de vivir.
Transitábamos miserables.
Vistiendo de gala, bailando sin aire,
ebrios de miedo, sacándonos la piel a tiras.
Debiéndonos la vida.
- Autor: Atrea ( Offline)
- Publicado: 3 de marzo de 2015 a las 06:31
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 105
- Usuarios favoritos de este poema: Aquiles Mirmidon, Sztenko
Comentarios2
Muy bueno tu poema querida amiga Atrea.
Saludos.
Santiago
Un final que remata muy bien el poema.
Me ha gustado leerle.
Saludos de amistad.
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