En memoria de un buen amigo

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Apartado y solitario,

Solo, remotamente observado por dioses,

Los cuales parecen burlarse a lo lejos por mi miseria,

Mientras las lágrimas y los sollozos fluyen.

 

Te recuerdo viejo amigo,

Hermano sin mi sangre al cual bauticé así,

En la esfera del gran plenilunio,

Entre comparsas de Diomedes  y alegrías caribeñas.

 

Veo aún con gran nostalgia

Tu vida estruendosa y trágica,

La veo pasar frente a mis pupilas,

Y sólo puedo mantenerme en pies por segundos.

 

El clamor de mis lágrimas,

Fluyen como agua por la cascada,

Empedrado camino de mi rostro ciego,

Hasta terminar su carrera en el pozo de mi boca.

 

Jeison, tu trascendencia dio descanso a tu agobiada alma,

El camino soñado del guerrero social,

Tu tierra prometida, Edén mágico,

El anhelo de un infante que nació con la sentencia bajo el brazo.

 

La sociedad mató a Jeison, y a Pedro lo fusilaron.

Sobre ella debería caer el peso del castigo eterno,

Ser llevada  a la inquisición,

Esa que dibujan los curas y monarcas que lo condenaron.

 

Si tan sólo pudiera devolverme a las páginas anteriores,

Ir directo al día diez, del mes tres, del año catorce,

No para intentar evitar lo inevitable,

Sino para abrazar tu vida y respetar tu muerte.

 

Aún veo el estrépito de rincones de mi vida,

Y anhelo que en alguna de esas esquinas,

Esté tu memoria metafísica,

Y que ella me abrace cada noche antes de dormir.

 

Donde quiera que esté tu alma hermano,

Descansa en praderas con los hombres con los que soñabas de noche,

Pero si no llegase a existir la eternidad,

El revolotear de tu espíritu estará siempre inmortal en tus poesías.

 

  • Autor: Matsuo Blaine (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 4 de marzo de 2015 a las 09:43
  • Categoría: Amistad
  • Lecturas: 190
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