Eras infinita cual sol
con tus llamaradas locuaces
como el mar eterno
y sus volcanes de sal.
De ti emergían brotantes espigas
y en ti se refugiaba mi agonía
Desesperada y feneciente,
Como yedra errante vagabas en mi.
Tus pecho parecían hermosos corales,
Tan suaves y ásperos,
Como dos grandes montañas de arena
Derramandose por tu figura.
Tus ojos eran la luz de lo inherente
que me miraban a través de lo diáfano
sinceramente como una galaxia brillaban
Y a lo lejos se acercaban más.
Tu sonrisa al cuarto menguante de la luna
de lado a lado como si fueses tan feliz.
Eras tan infinitamente hermosa,
y en las dulces aguas de tus besos
Se pierde la memoria
De ser o no ser uno de ellos.
Solo me queda la duda
Si lo que fui no lo fui en realidad.
Si me amaste como no me amaste jamas
Si fue realidad o un sueño para mí libertad
Comentarios1
Hermosa forma de describirla y amarla.
Me gustó mucho tu poema.
Bendiciones.
gracias 🙂 debe serlo en verdad jeje 😀
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.