Mi amiga, la que corre.

Abrí los ojos aquel día y vi como corrías.
y mi corazón empático quería transferirme lo que yo en ti percibo siempre.
sentí tu fortaleza, la que veo cuando al mal le haces frente.
sentí tu paciencia, que es un caparazón que guarda en sí tus alegrías.
sentí tu calidez, que es como despertar. Saber que estamos vivos de verdad.
Que orgullo a mi me da ver como ya otra vuelta has alcanzado.
Saber que a tu meta cada día, vas y estás más cerca.
Te veo correr y a veces no se si te siento más pequeña.
Pero tienes mi palabra, te lo puedo jurar. Lo que me llegó, no se irá de mí jamás.
Las huellas de tus pasos al trotar, son tatuajes que me dicen donde estás.
y sin importar distancias, yo siempre estaré allí.
Por tus huellas siempre yo sabré llegar a tí.