Dos rieles cansados de tanto esperar
han visto la vida correr sobre si.
Un camino de dinero y nieve,
un siglo de campanas y silbatos.
Qué suerte la de un tren que va a un museo
sin que nadie jamás le pueda desguazar.
Y que nostalgia cruel el descubrir
una rueda que no volverá a girar,
Porque el tiempo es implacable y no perdona;
ni siquiera a un viejo metal.
- Autor: Artin Zálëz (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 20 de marzo de 2015 a las 06:02
- Comentario del autor sobre el poema: Los versos dedicados al último viaje de un tren que sirvió por 100 años en el reparto Lidingö de la capital sueca. Tomado de mi libro Verde y gris.
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 63
- Usuarios favoritos de este poema: kavanarudén, Aquiles Mirmidon, zza
Comentarios3
Hermoso y nostálgico poema amigo querido.
Como dices, el tiempo no perdona.
Un fuerte abrazo de mi parte.
Un gusto siempre leerte.
Kavi
Oy, Gracias Kavi. Como ves, la pluma siempre salvando la memoria historica. Este tren sirvió por 100 años a este lugar en su último viaje no habia nadie, 3 pasajeros, un periodista, el maquinista y yo. Qué falta de sencibilidad en este mundo y que humanidad tan mal agradecida!
Un placer leer su genial poema... muy buenas remembranzas.
saludos.
Santiago
Gracias Santiago por lo de "genial" un abrazo amigo mio
El tren lleva tantas esperanzas! cuando se detiene en un museo que sucederá con ellas?
Me han gustado tus versos poeta Jorge
grato venir por aquí
abrazo
ZZa
Gracias zza. No creo que las esperanzas mueran en el museo. Por el contrario, allí el tren será como una abuelita que siempre tiene algo que contar. Mira por ejemplo, esta historia la inspiró el tren de un museo: http://jorge-gonzalez-reymond.blogspot.se/2012/08/el-hilo-rojo-del-destino.html
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