Del mar les canto

Del mar les canto

 

Cerca del mar, porque yo,

yo también nací en el mediterráneo,

y yo no soy Serrat, pero me gusta,

más bien amo el mar desde que canta,

desde que en español o en ruido de olas

escucho ese rumor en cada tarde,

en cada paso con que voy hacia las costas

de un mundo en que navego diariamente.

Nací cerca de un río, allá en un monte,

en que nada presagiaba esa locura,

esa vorágine azul, esas arenas

en que mis huellas grabo para que el agua beba,

en que mis huellas borra el mar para que siga,

para que no descanse en mi rumbo de viajero.

Y aunque me muevo poco, como muchos,

como todos, porque tengo una rutina,

una hora en la que abrir mis viejos ojos,

un sitio en que forjar deberes que amo

y en que a veces rendir mi sueño al tiempo,

mi vida a un desangrar de días planos,

de mutua soledad entre yo y este mundo

y de perdido amor entre tumultos sin sentido,

aunque esto nos sucede, digo, no me canso

de esperar por volver a ver el agua,

la ola, las espumas de la playa,

las sirenas que me beben el deseo,

las gaviotas que se burlan de mis alas,

la caracola en paz con su experiencia

de repetir la voz de los que se aman

y que por siempre anudaron al mar sus territorios.

A caballo me acerco, a pataletas,

a brazadas de niño, en pleno metro,

en cada lagrimón del frío invierno,

en cada soledad en que abro un fruto,

en la pulpa de un sexo en que me embriago,

en mi grito a kilómetros de la ola.

Cerca del mar, porque yo,

yo no nací en el mar, pero lo extraño,

yo no aprendí a nadar sino en la calle

llena de transeúntes cual sargazos,

de rocas que evadir, de tiburones

de traje y de un color de triste escualo,

yo no supe cantar hasta que un día

de pronto me encontré ante aquel poeta,

ante su extraña voz de azul marino,

ante su soledad de padre eterno.

Cerca del mar, porque yo,

yo parto ahora hacia ese reino,

me voy de mi ciudad hacia sus costas,

si esperan me verán feliz de nuevo,

si vienen me hallarán vuelto silencio,

ya envuelto por el mar, a quien devuelvo

en un solo lagrimón el infinito que me presta,

la sal de eternidad en que me hundo

y este abrazo al soñar con todas las mareas.

Es que desde que nací me ha unido al mar el desvarío

y desde que allá voy, en esta tarde de regresos,

una vez más feliz, feliz de amar, del mar les canto.

 

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23 03 15