Un despertar lleno de verde
Un árbol cuyos ojos se aparean
con la delgada luz del frío bosque,
se eleva inmaterial, prístino, breve,
se funde en el oxígeno y lo arrea,
ya lo hace maternal brote de nube
o fruto inaccesible al oso pardo,
o flor que ni el furor del gran leopardo
vencer podrá, cumplida la tarea.
Un árbol virginal crece y quien lea
cuando se vuelva libro de su historia,
de su fertilidad y de su gloria
también podrá crecer mientras lo vea.
Todo en él se levanta, todo crea
su savia terrenal, hecha de lodo,
desde el caos terrestre hasta el recodo
en que el edén perdió su primavera,
desde la rama que alza la mañana
hacia un cielo de lluvias y de estrellas,
hasta la última araña de sus huellas
que devora la vida azul, temprana.
Todo es un árbol, somos su follaje,
ramas, raíces, aire que se enreda
entre los cuerpos como en una rueda
que reparte su luz y su paisaje.
Un árbol besa a diario a quien pasea,
quien pasea es un árbol que florece,
viene pues tu semilla a que la bese
y hay un árbol en mi, que te rodea.
Un árbol en tus ojos amanece,
tú eres la tierra, permítele que crea,
nos falta su verdad, deja que sea
un árbol lo que a diario por ti crece.
http://fuerteyfeliz.bligoo.cl/
27 03 15
- Autor: Óscar Pérez (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 27 de marzo de 2015 a las 09:38
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 34
- Usuarios favoritos de este poema: Luzbelito, Aquiles Mirmidon,
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