Estimados amigos de Poema del Alma: Debido a vicisitudes muy extensas de relatar me vi alejado de la página, hoy intento regresar, paulatinamente iré subiendo algunos poemas que ya publiqué, por lo que les pido paciencia, pues es por ahora todo lo que puedo hacer, gracias por vuestra comprensión.
Mi oración a ti elevo,
Dios de la tierra y el cielo,
cuando del sueño despierto
contigo en mi pensamiento;
me alegro con este día,
que para vivirlo has hecho,
y porque puedo hacerlo
es que te lo agradezco.
Te agradezco por mi cuerpo,
esté sano o esté enfermo
y aunque los años que pasan
me lo están envejeciendo,
en su armoniosa estructura,
la sangre que fluye adentro,
a los órganos, tu Nombre,
en silencio va diciendo.
Por el espíritu que al alma
me diste al ser concebido,
por el entendimiento y la memoria,
los sentimientos y la gloria
de entenderte y conocerte
y por más de una victoria
que muchas veces me diste
contra, hasta aún, la muerte.
Te agradezco tu labor,
inmensa, de la creación
y mis sentidos recreo
y mi espíritu se alegra,
cuando tu obra veo:
prodigada, exuberante,
en plantas, aves y mares,
en lunas, soles y estrellas.
Bendigo tu santo nombre
en el nombre de Jesús,
a quien pusiste en la cruz
por tu gran amor al hombre;
por ese amor infinito,
imposible de entender,
de padre, hermano y amigo,
tu nombre, Señor, bendigo.
Y en este día que has hecho
mi corazón se agiganta,
pensando en ti, en mi pecho
siento que arde una llama
y, entre el canto de los pájaros
y la brisa entre las plantas,
tu creación a tu Nombre:
¡menciona, susurra y clama!
Te adoro en esta mañana
mi creador y mi rey,
te adoro porque tú mismo
me diste la condición;
entrando en mi corazón
con tu amor entrañable,
libre, total, inefable,
sin ley, (¡sólo amar es tu ley!)
Te adoro por lo que tengo,
porque todo Tú me diste
y eso que me pediste
era tuyo y te lo di;
nada traje cuando vine
y nada me llevaré,
cuando contigo me llames,
como esté, así iré.
Los dolores que he tenido
los hubieras evitado,
si te hubiese obedecido
y hasta contra ti he pecado,
pero Tú me has perdonado,
bendecido y consolado,
en la sangre, que he bebido,
de Jesús, ¡agradecido!
Te anhelo, Señor, te anhelo
y te amo profundamente
y en tu Espíritu de amor,
que en mi adentro efervesce,
en esta humilde oración
que a tu Nombre enaltece,
te digo, como otras veces:
¡sólo Tú eres mi Señor!
- Autor: Raúl Daniel (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 29 de marzo de 2015 a las 09:32
- Comentario del autor sobre el poema: A propósito de estos días en que muchos deciden meditar en las cosas de Dios,(cosa que debería hacerse todos los días, creo..)
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 87
- Usuarios favoritos de este poema: , Beatriz Blanca, espejo detualma, la negra rodriguez
Comentarios4
Amigo y compañero de letras, te agradezco por compartir tan profunda oración hecha poesía, siempre es necesario meditar y encontrar en esa meditación la fuerza y el amor que viene de Dios...
Un inicio de semana bendecido.
Luna
Si amiga Luna Blanca, es más que necesario dedicarle tiempo a la relación con Dios, sino ¡EL ENEMIGO APROVECHA Y JUEGA CON NOSOTROS! Y NO DEBEMOS DARLE LUGAR..
Gracias por tu presencia en mi espacio!
Un beso..
R_D
La devoción en tus versos conmueven el espíritu y el alma se regocija en el Señor Dios de los cielos y la tierra.
Gracias Raúl por esta bellísima oración.
Un saludo fraternal.
Gracias a ti, amiga por tu apoyo a estas letras..
Dios lo es todo y debemos estar lo más cerca de Él posible..
Un gran abrazo..
R_D
AMEN, Y GRACIAS, POETA.
ESPEJO.
Bellisima la oración que nos traes Raúl, nos hace reflexionar sobre lo que recibimos y sobre lo que hacemos, gran poema.
besos.
Gracias por tu presencia y comentario, justamente en estos días en que muchos deciden reflexionar, pensé en publicar poemas de este tipo. Me da gusto que te agrade.
Un abrazo fraterno..
R_D
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