No quiso resistirse a los gritos del alma, empapándose en la tormenta que azota y recrudece en el pecho.
Encontrarse en el aura del amor, perderse entre sus besos «en la quietud de la noche, al compás de su cuerpo» y olvidar el frío de la ausencia «para quemarse con el fuego de sus manos», fue el renacer del brillo en la alameda y secarse las raíces de un ciprés que usurpaba el lecho de las rosas.
- Autor: Gisela Villarroel (gisell_v) (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 1 de abril de 2015 a las 15:47
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 33
- Usuarios favoritos de este poema: pani, luisa leston celorio, andres fernandez ruiz, el poeta del abismo, DELICADA ABRIL
Comentarios3
SIMPLEMENTE PRECIOSO...ME CAUTIVO...CORDIALES SALUDOS GISELA...
Precioso Gisela. No tenemos que resistirnos a los gritos del alama amiga, cuando grita es para ser escuchada.
Un abrazo poetisa
Execelente poema, un gusto leerlo.
Saludos de amistad.
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