El que desea pero no actúa,
engendra peste.
William Blake
I
La mitad de mi cuerpo estuvo en Marrakech,
matando palomas mientras los demás miraban.
Les tiraba piedras del color del pan desde mi hueco,
y de pobres morían, hambrientas.
Yo valgo menos que una paloma;
hace dos días que no como, pero no podré comer migajas
porque sé que ocultan la muerte.
II
Su disfraz blanco
celebrado entre piedras,
pude tocarlo, buscar su historia en él,
inventándolo,
pero
al tercer día
el sol en silencio fue una forma del amor.
III
Con él viajé hasta la cercanía de las dunas.
LLegamos a un hamman (hamman=baño turco)
donde la lluvia y el calor nos hizo amigables.
Sostuvimos nuestros cuerpos desnudos,
uno junto al otro,
como antorchas que pelearan entre sí.
El deseo llevó su mano a mi boca.
IV
No sólo lo que amamos es lo que perdemos:
el pájaro cóncavo de nuestros sueños
vuela,
y dibuja una página desconocida
en el cielo.
G:C.
Direc. Nac. del Derecho de autor
- Autor: GuillermoO (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 7 de abril de 2015 a las 20:40
- Categoría: Amor
- Lecturas: 41
- Usuarios favoritos de este poema: kavanarudén
Comentarios2
Sentido y hermoso poema amigo Guillermo.
Ese amor fugaz, ese deseo profundo, ese encuentro perfecto entre ambos. Ese amor vivido ente él y tú. Hermoso.
Me ha encantado leerte.
Mi respeto y admiración, querido poeta.
Un fuerte abrazo.
Kavi
Querido Kavi:
tengo muy en cuenta tus opiniones, me encanta lo que decís; mi autoestima esta de fiesta.
Fuerte abrazo
Guillermo
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G.
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